representación en luz negra |
recortando |
dibujando |
recortando y pegando en cartón |
El pasado viernes vivimos esa experiencia en la clase de 6º B.
Desde dos semanas antes venimos preparando la representación de unos poemas dramatizados con luz negra para los alumnos de Infantil del colegio.
coloreando con pinturas dosdorescentes |
dibujar, recortar, pegar |
Los poemas elegidos de la antología poética "La rosa de los vientos", editorial Vicens-Vives.
Tras dibujarlo lo pegaron en cartón y lo recortaron, y a continuación, para poder representar con luz negra, lo pintaron con colores fosdorescentes.
los actores con sus dibujos |
preparados para representar |
Como la primera representación salió bien, invitamos a continuación a los alumnos de 1º y 2º de Educación Primaria.
el público colocándose |
en el aula negra |
1. Lírica tradicional.
Anónimo.
Vuestros son mis ojos,
Isabel,
vuestros son mis ojos
y mi corazón también.
Madre mía, aquel pajarillo
que canta en el ramo verde,
rogadle vos que no cante,
pues mi niña ya no me quiere.
Pasas por mi calle,
no me quiere ver:
corazón de azero
debes de tener.
Diga quien dijere,
quien dijere diga,
que el amor primero
por jamás se olvida.
2. Pato. Blas de
Otero
Quién fuera pato
para nadar, nadar por todo el mundo,
pato para viajar sin pasaporte
y repasar, pasar, pasar fronteras,
como quien pasa el rato.
Pato.
Patito vagabundo.
Plata del norte.
Oro del sur. Patito danzaderas.
Permitidme, Dios mío,
que sea pato
¿Para qué tanto lío,
tanto papel,
ni tanta pamplina?
Pato.
Mira, como aquél
que va por el río
tocando la bocina…
3. Rueda que irás muy lejos. Miguel Hernández.
Rueda que irás muy
lejos.
Ala que irás muy alto.
Torre del día, niño.
Alborear del pájaro.
Niño: ala, rueda,
torre.
Pie. Pluma. Espuma.
Rayo.
Ser como nunca ser.
Nunca serás en tanto.
Eres mañana. Ven
con todo de la mano.
Eres mi ser que vuelve
hacia su ser más
claro.
El universo eres
que guía esperanzado.
Pasión del movimiento,
la tierra es tu
caballo.
Cabálgala. Domínala.
Y brotará en su casco
su piel de vida y
muerte,
de sombra y luz,
piafando.
Asciende. Rueda.
Vuela,
creador de alba y
mayo.
Galopa. Ven. Y colma
el fondo de mis
brazos.
4. Era un niño que
soñaba. Antonio Machado
Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía...
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!
La Reina |
5. La Reina. Pablo
Neruda
Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.
Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.
Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.
Sólo tú y Yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos.
El agua que está en la alberca
y el verde chopo son novios
y se miran todo el día
el uno al otro.
En las tardes otoñales,
cuando hace viento, se enfadan:
el agua mueve sus ondas,
el chopo sus ramas;
las inquietudes del árbol
en la alberca se confunden
con inquietudes de agua.
Ahora que es la primavera,
vuelve el cariño; se pasan
toda la tarde besándose
silenciosamente. Pero
un pajarillo que baja
desde el chopo a beber agua,
turba la serenidad
del beso con temblor vago.
Y el alma del chopo tiembla
dentro del alma del agua.
7. Ciertos
animalitos. Tomas de Iriarte.
Ciertos animalitos,
todos de cuatro pies,
a la gallina ciega
jugaban una vez.
Un perrillo, una zorra
y un ratón, que son tres;
una ardilla, una liebre
y un mono, que son seis.
Éste a todos vendaba
los ojos, como que es
el que mejor se sabe
de las manos valer.
Oyó un topo la bulla
y dijo: «Pues, ¡pardiez!,
que voy allá, y en rueda
me he de meter también».
Pidió que le admitiesen,
y el mono, muy cortés,
se lo otorgó (sin duda
para hacer burla de él).
El topo a cada paso
daba veinte traspiés,
porque tiene los ojos
cubiertos de una piel.
Y a la primera vuelta,
como era de creer,
facilísimamente
pillan a su merced.
De ser gallina ciega
le tocaba la vez;
y ¿quién mejor podía
hacer este papel?
Pero él, con disimulo,
por el bien parecer,
dijo al mono: «¿Qué hacemos?
Vaya, ¿me venda usted?»
Si el que es ciego y lo sabe
aparenta que ve,
quien sabe que es idiota,
¿confesará que lo es?
8. Los palos del telégrafo.
Celia Viñas.
Uno, dos, tres,
otra vez
os palos del telégrafo
junto a mi tren.
Uno, dos, tres,
uno, dos, tres.
¡Cómo me gusta irme
para volver!
Telegramas azules
pondré después.
Norte, Sur, Este,
Oeste,
uno, dos, tres.
He llegado. -Ya vuelvo.
Te vengo a ver.
No me esperes. -Mañana.
Uno, dos, tres,
uno, dos, tres,
los palos del telégrafo
junto a mi tren.
9. Dompedros y
donjuanes. Juan Rejano.
Dompedros y donjuanes
hay en mi huerto.
¿quieres ir esta tarde,
niño, a cogerlos?
Dejaré que te subas
en el granado
y te llenes la boca
de zumo claro.
Dejaré que te veas
en el estanque,
como un lirio de oro
que mueve el aire.
Dejaré que acaricies
una paloma
con alas de nardo
y ojos de novia.
Niño, al entrar,
mira bien: nunca olvides
el palomar.
10. La rueda de la
paz. Juan Rejano.
A la rueda
del pipirigayo.
Niños de la tierra,
unid vuestras manos.
A la ruda rueda
del ajonjolí.
Unid vuestras manos
para no morir.
A la rueda rueda
del miramelindo.
Si la querra viene
morirán los niños.
A la rueda rueda
que no rueda más.
Paz para los niños.
Paz.
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